COVID-19: suplementación de vitamina D, ¿una ventana de esperanza?
Nuestra codirectora, la Dra. Begoña Ruiz Núñez, te trae este artículo donde te habla del COVID-19, la vitamina D y la relación que existe entre ambas. No dejes de leerlo y en estos momentos más que nunca ¡aprende con nosotros!
Introducción
Sí, lo sé, estamos hasta las mismísimas de escuchar las palabras COVID, coronavirus, confinamiento, restricciones… en los medios de comunicación, en los parques, las plazas, las terrazas, y cada vez que nos juntamos socialmente. Y ahora vienen los de Healthy Institute, y en vez de ponernos artículos sobre la magia detrás de una sonrisa, o una receta rica, nos recuerdan todo el tema de nuevo. Cierto, se nos hace ya largo, pero como sanitaria que veo cada día a pacientes con COVID-19, con miedo a contraer la enfermedad, y con las consecuencias personales y sociales que están produciendo las restricciones, creo que es un tema importante y que merece un huequito en nuestro blog de PNIc.
Ya escribí hace tiempo sobre el término sindemia, que hace referencia a otras circunstancias que agudizan o que exacerban la situación pandémica existente, y sin las cuales, quizás no estaríamos hablando ahora de las más de 2,2 millones muertes desde finales de 2019. Aunque siempre, a nivel personal y profesional, me quedará la duda de si son CON coronavirus o POR coronavirus.
COVID-19 y vitamina D
Antes de proseguir, dejaré un apunte importante, un descargo de responsabilidad o disclaimer, que se dice en países angloparlantes: este artículo no pretende ser negacionista, ni que se utilice la ciencia o visión que se expone en él como consejo médico. Puede que esté más o menos de acuerdo con la gestión socio-sanitaria y/o gubernamental que se está haciendo, pero, a día de hoy, mascarillas, distanciamiento social, distancia de seguridad, y lavado de manos, así como otras medidas para evitar la propagación del virus; son recomendables dado el estado inmunitario de la población, la elevada densidad de población actual, y la gran cantidad de contacto social en un medio cerrado o indoor que tenemos. Sin embargo, también creo necesario y casi un deber como sanitaria, informar y/o divulgar sobre esta archiconocida pro-hormona.
Teniendo en cuenta la enorme carga sanitaria y económica de esta pandemia, cualquier medio que mejore la condición de los infectados, que acelere su recuperación y reduzca el riesgo de empeoramiento y/o complicaciones que puedan desencadenar en muerte, además del consiguiente colapso sanitario que ocasiona el empeoramiento/ingreso de los pacientes, se consideraría de gran importancia clínica (y económica). Así que vamos allá.
Pequeña introducción: vitamina D y sus funciones
Ya hemos hablado en numerosas ocasiones de la vitamina D. Te dejamos aquí, aquí, aquí y aquí los posts de nuestro antiguo compi, Carlos Morquillas sobre el papel crucial que este compuesto tiene en nuestro organismo.
Como resumen, te comentaré que es primordial para el funcionamiento del sistema inmune, y eso, en los tiempos que corren (y en toda nuestra vida, no simplifiquemos a este momento nada más), es vital.
SARS-CoV-2 y su mecanismo de acción
Parece ser que nuestro nuevo amigo, el virus del SARS-CoV-2 se une a los receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) en las vías respiratorias de los pacientes infectados para entrar dentro de sus células.
En las primeras etapas de la infección, una adecuada respuesta inmunitaria se encargará de neutralizar el virus y de evitar su propagación. Por ello, todas aquellas estrategias encaminadas a mejorar la respuesta inmune del huésped serán fundamentales en esta etapa. Si la enfermedad progresa y el huésped no consigue neutralizarla pronto, se produce inflamación y fibrosis pulmonar debido a la liberación de citoquinas pro-inflamatorias (interleuquinas e interferones, entre otras), liberadas por macrófagos y por las células inmunitarias helper tipo 1 (Th1). Parece ser que por esta razón, y en caso de que se desencadene la archiconocida tormenta de citoquinas (te dejo el enlace AQUÍ a uno de los webinars en el que te lo explico muy clarito), los pacientes de edad avanzada y los inmunodeprimidos tienen un riesgo sustancialmente más alto de morbilidad.
El déficit de vitamina D: ¿la verdadera pandemia?
La ciencia nos muestra que la expresión de citoquinas inflamatorias se inhibe por la vitamina D, pero a su vez, su déficit se asocia con una sobreexpresión o exceso de Th1.
En otras palabras: el déficit de vitamina D favorece el mecanismo inmune subyacente en la COVID-19, y por tanto, puede favorecer la progresión del virus y el empeoramiento del paciente infectado. Además, estudios recientes publicados en la prestigiosa revista Nature afirman que un déficit severo de vitamina D (<25 nmol/L) en pacientes con hepatitis autoinmune, se asocia con una progresión más rápida de la enfermedad y con un aumento de la mortalidad en los mismos.
Este dato reciente ha generado un gran interés en la comunidad científica sobre la vitamina D como factor objetivable, medible, monitorizable y manipulable en esta pandemia. Asimismo, los nuevos estudios confirman que los pacientes con inmunodeficiencia, bronquiectasias y los adultos en la Tercera Edad que además presenten un déficit de leve a severo de vitamina D constituyen grupos de alto riesgo de contraer una enfermedad grave por COVID-19.
Además, la vitamina D tiene un papel importante en enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus, y su déficit es común en pacientes con obesidad y en fumadores. Como dato epidemiológico reciente, en la ciudad de Chicago, más de la mitad de los casos de COVID-19 y alrededor del 70% de las muertes por COVID-19 se observaron en individuos afroamericanos que tienen un mayor riesgo de presentar un déficit de vitamina D.
Los estudios epidemiológicos confirman que el déficit de vitamina D está asociado con infecciones virales del tracto respiratorio y con lesión pulmonar aguda. El agonista de la vitamina D, calcitriol, exhibió efectos protectores contra lesión pulmonar aguda al modular la expresión del mencionado ACE2 (la puerta de entrada del coronavirus, recuerda) en el tejido pulmonar, respaldando aún más el papel de la carencia de vitamina D como factor patógénico en el desarrollo de la COVID-19.
Para más inri, los receptores de vitamina D se encuentran ampliamente repartidos en las células epiteliales respiratorias y por las células inmunes (células B, células T, macrófagos y monocitos).
La 25-hidroxivitamina D (25OHD), la principal forma circulante de vitamina D, se convierte en la forma activa (1,25-dihidroxivitamina D) en el epitelio bronquial y en las células inmunes.
Por otro lado, hay que destacar que necesitamos niveles adecuados de 25(OH)D para aumentar los niveles de 1,25-dihidroxivitamina D (la forma activa) y, en consecuencia, mejorar la respuesta inmunitaria a las infecciones por virus respiratorios. Dicho de otra manera, si los niveles en sangre de vitamina D no son elevados, nuestra respuesta inmune será ineficaz.
Como te he comentado antes, tenemos una gran cantidad de receptores de ACE2, la puerta de entrada del coronavirus, en las células pulmonares. Pues parece ser que los metabolitos de la 1,25-dihidroxivitamina D (recuerda, la forma activa y potente de vitamina D) disminuye la tensión pulmonar responsable de muchas de las complicaciones respiratorias de la COVID-19.
Mega dosis de vitamina D, ¿tratamiento ‘antiviral’ prometedor?
Sé que estamos tod@s esperando la vacuna milagrosa que nos haga inmunes al virus. De momento, parece ser que no existe, pero la ciencia está avanzando para reducir la morbi-mortalidad de esta enfermedad, que es quizás un remedio (desde mi humilde visión) mucho más holístico e integrativo, teniendo en cuenta el papel de la vitamina D (te hablaré en próximos posts de otros elementos que también están en investigación y desarrollo).
Los estudios han demostrado que las dosis altas de vitamina D (250.000-500.000 UI) son perfectamente seguras en pacientes críticamente enfermos con ventilación mecánica, y además, estas dosis se y asocian con una disminución de la duración de la estancia hospitalaria, mejora de la capacidad sanguínea de transporte de oxígeno y aumento de los niveles de hemoglobina.
Niveles séricos de suficiencia de vitamina D, un valor a reevaluar por la comunidad médica
Siempre ha habido una gran controversia entre los profesionales de la medicina integrativa y/o PNI clínica y los valores de referencia de vitamina D. En estudios recientes, se observa que el riesgo de infecciones virales agudas del tracto respiratorio es dos veces menor y el porcentaje de días de enfermedad era cinco veces menor si los niveles séricos de vitamina D son ≥95 nmol/L en comparación con los pacientes con niveles <95 nmol/L.
Dicho de otra manera, en España, los valores de referencia actuales determinados por los laboratorios de análisis clínicos suelen considerar un valor suficiente de vitamina D por encima de 30 ng/mL (que equivaldría a unos 75 nmol/L), cuando estaría bastante por debajo de esa dosis óptima para luchar contra una infección respiratoria y mejorar esa supervivencia mencionada con anterioridad.
En esta tabla vemos el porcentaje de déficit de vitamina D en diferentes regiones gravemente afectadas por la pandemia, confirmando que es un factor de riesgo muy importante en la infección/contagio de coronavirus.
Puedes ver la tabla y el artículo completo de la revista Nature aquí.
Conclusión: ¿suplementación?
Siendo sincera, hasta la fecha, no existe ningún estudio que haya suplementado dosis altas de vitamina D a pacientes con COVID-19. Sin embargo, la alta prevalencia de déficit de vitamina D en ancianos, fumadores y pacientes con enfermedades crónicas (y en la población Occidental sana) hacen casi imposible el no pensar en plasmar sobre el papel diferentes investigaciones de su papel como agente terapéutico en la COVID-19. Debería ser casi obligatorio medir los niveles séricos de 25(OH)D en todo tipo de pacientes con COVID-19 y en diferentes fases de la enfermedad para identificar la importancia de mantener o aumentar rápidamente los niveles circulantes de 25(OH)D en el intervalo óptimo de al menos 40 a 60 ng/ml (100 a 150 nmol/L) (te dejo aquí un artículo del grupo de Holick, que es una de las eminencias en vitamina D).
En el estudio reciente de la revista Nature concluyen que: ‘Los estudios previos en pacientes con enfermedad respiratoria apuntan que, para aumentar de forma rápida y segura los niveles séricos de 25(OH)D, los pacientes con niveles bajos (por debajo de 50 nmol/L) deben suplementarse con 50.000 UI dos veces por semana en el momento del diagnóstico (100.000 UI en total). Después de la dosis inicial de 100.000 UI, proponemos a los pacientes que continúen con la dosis de 50.000 UI una vez a la semana durante la segunda y tercera semanas. Se sugiere seguir dosis de 50.000 UI para lograr niveles óptimos de 25(OH)D en pacientes con un estado basal deficitario de vitamina D. Los pacientes suplementados deben ser monitoreados para asegurar que sus niveles de vitamina D circulantes se normalicen y mantengan durante la pandemia de COVID-19′.
Creo que lo único que queda por decir es que la vitamina D debe suplementarse preferentemente en forma de D3, y con comida en la que haya grasa, para favorecer su absorción.
Mucho ánimo en estos momentos, y sobre todo…
#behealthy!
Si quieres más información, puedes darte una vuelta por nuestro blog de PNIc o consultar los diferentes cursos de formación en PNI Clínica que ofrecemos.
Referencias
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