Volvemos con nuestra PNIpedia para hablarte de este bichito que forma parte del 1-5% de nuestra microbiota, fundamentalmente del intestino grueso, pero también de boca, páncreas, conductos biliares, vesícula biliar y apéndice.

Con ese nombre, habrás podido imaginar que tiene que ver con la mucina del intestino: el apellido muciniphila significa ‘amante del moco’. Y el nombre de Akkermansia le viene porque la descubrió el microbiólogo holandés Antoon Akkermans. Antes se pensaba que era una bacteria ‘mala’ porque la Akkermansia se alimenta de esta glicoproteína encargada de mantener la integridad de la mucosa y por tanto de la barrera intestinal.

Sin embargo, la investigación más reciente confirma que es una de las bacterias que tomamos de la leche materna y que coloniza el intestino del bebé en los primeros meses de vida y que se mantiene con nosotros hasta que somos ancianitos.

Y resulta que gracias a que se alimenta de la mucina, es capaz de producir los famosos ácidos grasos de cadena corta. 

También ayuda a preservar el grosor del epitelio intestinal y por tanto, mejora la función de la barrera.

Además, numerosos estudios apuntan a que tiene también un papel anti-inflamatorio en nuestro intestino.