Los componentes del dolor II: Cognitivo-evaluativo, por la Dra. Begoña Ruiz Núñez – patrocinado por Efinat Labs
Los componentes del dolor II:
Cognitivo-evaluativo
Autora: Dra. Begoña Ruiz Núñez
Esta es la continuación a las entradas sobre el dolor (¿Qué es el dolor?) y Los componentes del dolor I: Dolor sensitivo-discriminativo en la que vamos a describirte uno de los componentes de esta experiencia, que ya comentábamos que es estresante y que conlleva una alteración de la homeostasis. El artículo previo analiza el ¿Dónde nos duele?, ¿Cuánto nos duele?, ¿Cómo nos duele? y ¿Cuándo nos duele?.
Vamos con el segundo componente, el cognitivo-evaluativo.
¿A qué se refiere este componente cognitivo-evaluativo?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que es difícil diferenciar exactamente este componente del tercer componente del dolor (tenemos una entrada próxima dedicada a él): el componente afectivo-emocional. De hecho, en esto radica que la experiencia de dolor sea compleja, porque abarca diferentes componentes que están interconectados, y que despiertan diferentes respuestas en función del significado que le demos a los diferentes componentes. Así que el componente cognitivo-evaluativo comprende:
- Memorias de experiencias pasadas. Tanto relacionadas con una experiencia de dolor previa similar como con situaciones en las que la sensación de peligro o alteración de la homeostasis sea similar. Por ejemplo, si sufrimos un esguince en el ligamento lateral externo del tobillo izquierdo, con un dolor de 8/10 en la VAS y hemos tenido un esguince similar hace 4 años, vamos a recuperar esa experiencia pasada. Dependerá de cómo se resolvió ese esguince y lo que nos afectó en nuestra vida para que, ante este nuevo esguince, se activen más o menos las zonas cerebrales relacionadas con peligro, más o menos estrés, que segreguemos más cortisol, adrenalina…
- Significado actual de ese dolor. ¿Qué significa el esguince de tobillo hoy? Aquí interviene la realidad de la persona que experimenta ese dolor: es un jugador de fútbol profesional y va a jugar en la final de la Champions en 2 días. Y con la memoria pasada de la última vez que sufrió ese dolor/lesión, su experiencia dice que tardó 3 semanas en poder jugar al 100%. Eso conllevará posiblemente una mayor liberación de adrenalina, noradrenalina… Pero también dependerá de sus procesos conscientes e inconscientes de aprendizaje, de aceptación… que incluiremos en el siguiente punto, para que despierte un tipo u otro de respuesta.
- Homeostasis actual/pasada. Este aspecto se solapa con el componente afectivo-emocional. La respuesta al dolor/esguince dependerá también de nuestro estado físico y emocional actual. Si tenemos o no cubiertas nuestras necesidades en diferentes niveles, desde agua a electrolitos, pasando por omega 3, vitamina D3 hasta contacto físico. En función de todos estos puntos, si el cerebro (en concreto el locus coeruleus, del que ya te hablaremos) está en un estado previo de alteración de la homeostasis, una nueva alteración de esta (la lesión/dolor) puede intensificar aún más tanto la percepción sensitiva del dolor, como la respuesta a nivel de hormonas y neurotransmisores. Aquí entraría, por ejemplo, una respuesta de tipo ansioso, con la evaluación de todo lo anterior que hemos comentado, unido a, por ejemplo, un déficit de serotonina, o magnesio.
¿Qué te parece este componente cognitivo-evaluativo?
Queda uno más, ¿te animas a descubrirlos con nosotros?
Referencias
- Craig, A. D. (2003). A new view of pain as a homeostatic emotion. Trends in neurosciences, 26(6), 303-307.
- Wiech, K. (2016). Deconstructing the sensation of pain: The influence of cognitive processes on pain perception. Science, 354(6312), 584-587.
- Villemure, C., & Bushnell, M. C. (2002). Cognitive modulation of pain: how do attention and emotion influence pain processing?. Pain, 95(3), 195-199.
- Melzack R. Evolution of the neuromatrix theory of pain. The Prithvi Raj Lecture: presented at the Third World Congress of World Institute of Pain. Barcelona 2004. PainPract 5, 85-94.