Puede tener algo de razón en personas con disfunciones digestivas, ya que un alto contenido de hidratos de carbono hace que el píloro, que es la salida del estómago, se abra, y por tanto, la comida sale ‘antes de tiempo’, lo que provoca que hígado, páncreas, e intestino, tengan más trabajo (recuerda el efecto del típico sorbete de limón en las bodas para que te puedas comer el solomillo).

Pero por norma general. comerte una pieza de fruta de postre no va a hacer que se fermente ni que sea algo dañino en tu digestión.

Es más, comerte la fruta entre horas, aislada, puede incluso producir picos de glucosa y subsecuentes de insulina, que pueden dar lugar a bajadas de glucosa sanguínea e incluso ocasionar disminución de los niveles de energía, si es algo que realizamos de manera habitual.

O como creencia de cena saludable, una macedonia de frutas puede no ser una gran idea por su elevado contenido en azúcar.

Como todo, de manera puntual, no existe problema y podemos tomar una fruta como snack saludable o cenar algo ligero que incluya esa fruta y poco más si no tenemos mucha hambre. 

La fruta no es el enemigo, sino el perfil metabólico de la persona.