diferencia meditación mindfulness

Diferencias entre meditación y mindfulness

Hoy le toca de nuevo a nuestro codirector Iker Martínez, que viene a hablarte de la meditación y el mindfulness como herramientas en la psiconeuroinmunología clínica.

Y tú, ¿sabes cuáles son sus diferencias? Si la respuesta es no, ¡NO PUEDES PERDERTE ESTE ARTÍCULO!

¡A DISFRUTAR Y APRENDER!

En el contexto de la salud integrativa del cual forma parte la psiconeuroinmunología clínica (PNIc), la relación entre el estrés, los diferentes estados emocionales y la salud es un foco relevante de tratamiento y en numerosas ocasiones la pieza clave para lograr una mejoría en la sintomatología de los pacientes.

En los últimos años el término mindfulness se ha convertido en una palabra cada vez más cotidiana, generalmente asociada a diferentes programas de intervención pero en ocasiones nos falta comprensión más allá del término  y es que ¿realmente qué es mindfulness? ¿Tiene que ver algo con la meditación? ¿son equivalentes? Hay muchas dudas en torno a esto, exactamente igual a cuando hoy alguien dice “Voy a practicar mindfulness”.

¿Que es la meditación?

No existe una definición consensuada de lo que es la meditación, pero considerando que el término mindfulness es tomado del budismo podemos remitirnos a la misma fuente y tomar la definición del Dalai Lama al respecto: “la meditación es un proceso espiritual e introspectivo que envuelve elementos de concentración y análisis, siendo un proceso para entrenar y tomar conciencia de la mente” (1), Una definición compleja y que señala lo espiritual como un aspecto básico de la meditación.

En el contexto esta definición, como veremos más adelante, mindfulness supone una pieza clave dentro un compuesto multifactorial que ofrece una filosofía desde la que abordar la vida. Continuemos

¿Qué entendemos como mindfulness en este contexto?

Sumergiéndonos en la acepción budista mindfulness habla sobre la atención, la “atención correcta”, pero en un contexto en el que adquiere un significado más amplio (2): en el aspecto atencional mindfulness define una simple conciencia pura del momento a momento, una conciencia “que aguarda” y mantiene una atención sostenida en un objeto.

Y amplía su significado hacia un proceso de recolección sistemática de secuencias de ideas, asociado a una vigilancia introspectiva que monitoriza la estabilidad y claridad de la conciencia; una atención sabiamente dirigida  que busca profundizar en la fuente del contenido experiencial y una conciencia no dual coemergente hasta el nivel más sutil de la conciencia, libre de todo constructo y marco conceptual. Vemos por lo tanto la amplitud y complejidad de lo que abarca el término cuando nos remitimos a su origen (3).

El mindfulness como práctica de la atención no es un hecho aislado en la filosofía budista, sino que se apoya en otras enseñanzas centrales que guían al practicante más allá de la propia atención hacia una modificación de su conciencia buscando un desarrollo espiritual. Para esto hay una base filosófica budista, que se apoya sobre las cuatro nobles verdades como condición integral para ser capaz de cultivar correctamente la atención plena.

La primera de esas nobles verdades es dukkha o la verdad del sufrimiento, en la que se señala que en la experiencia humana el sufrimiento (también traducido como malestar) es inherente, es decir, queramos o no la vida nos expondrá a situaciones que cuya experiencia nos generará sufrimiento.

La segunda propone una indagación en el origen del sufrimiento, señalando el deseo hedónico inconsciente como fuente de ello.

La tercera verdad habla de la impermanencia de las cosas, es decir “nada dura para siempre” incluso del propio sufrimiento,  señalando que el desapego hacia ese deseo inconsciente es la meta final que conduce a la cesación del sufrimiento.

Finalmente la cuarta habla de la verdad del sendero cuyo tránsito supone conducirnos hacia la liberación del sufrimiento: el óctuple sendero. Este óctuple sendero propone  ocho pilares que se superponen y interactúan en cada momento en la experiencia humana: el entendimiento correcto, una aspiración correcta, la palabra correcta, la acción correcta, un modo de vida correcto, el esfuerzo correcto, la atención correcta y la concentración correcta.

En esta síntesis podemos ver el contexto global donde se engloba el término mindfulness, y como se encaja en esa séptima posición de un óctuple sendero que supone la base de una práctica diaria enfocada al desarrollo espiritual (4).

Desde este contexto filosófico-religioso el término mindfulness es tomado de manera aislada del resto por del Dr. John Kabat Zinn quien en primer lugar lo definió  como “tener una conciencia no juzgante del momento presente” (5) y posteriormente se le suma “una atención receptiva a los eventos y las experiencias del presente” (6).

Esta separación del término que implica la atención correcta en el óctuple sendero se entiende como una necesidad “occidentalizar” el término secularizándolo y adaptándolo a un contexto científico donde lo espiritual tiene un complicado encaje, proponiéndose esta manera de atender por si misma como una posible vía de intervención sobre diferentes aspectos del ser humano.

De ahí van surgiendo programas de intervención en los que se estructuran una secuencia de sesiones cuyo objetivo inicial se sitúo sobre la reducción del estrés (programa MBSR) (5) y posteriormente sobre las recidivas en la depresión (MBCT) (7) o el trabajo de entrenamiento en la compasión (MSC o CCT). Todos estos programas se basan en el mindfulness, es decir, en esa atención correcta que propone el Budismo hasta el punto en el que el mindfulness termina aceptándose como un tipo de meditación.

Podríamos decir entonces que desarrollar mindfulness o atención plena se convierte por sí mismo en un entrenamiento de la atención que reporta beneficios para el practicante (8) y tal es así que se convierte en una parte relevante de intervenciones de la psicología clínica como la terapia dialéctico conductual (9) o la terapia de aceptación y compromiso (10). Donde las habilidades del Mindfulness se aplican fundamentalmente sobre estrategias conductuales hacia la experiencia pensamientos, sensaciones y emociones (11).

Sintetizando los que hemos visto hasta ahora podemos decir que el mindfulness en su contexto original es una parte de una estructura filosófico-religiosa en la que cada parte suma al todo y el todo se sostiene en cada una de las partes, orientando a la persona hacia un desarrollo no solo de la atención correcta sino a cambios en la conciencia dirigidos al desarrollo espiritual.

En su significado “occidentalizado” tomado para la investigación nos habla de una manera concreta de desarrollar la atención hacia los eventos externos (reales) e internos (mentales) de la experiencia cotidiana. Esta atención receptiva y no juzgante al momento presente se convierte en una virtud a entrenar y su desarrollo correlata con cambios neuronales en el cerebro de la persona y mejoras en la experiencia cotidiana de quien la entrena.

De hecho, son los últimos tiempos surgen voces que critican el aislamiento que se ha realizado en occidente del concepto mindfulness del resto de componentes filosóficos nombrados anteriormente y es que la habilidad de mantenerse con una atención plena argumentan que no puede darse fuera de cualidades trascendentales como la paciencia o la disciplina ética que ayudan a evitar distracciones y pérdidas de conciencia generadas por la actividad cognitiva y conductual.

A este respecto surge el entrenamiento MAT (meditation awareness training) (12) donde a la práctica del mindfulness se propone dentro de un contexto más amplio basado en el original.

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#beHealthy!

 

Referencias:

1-Dalai Lama. (2001). Stages of meditation: Training the mind for wisdom. London: Rider.

2-Kang, C., & Whittingham, K. (2010). Mindfulness: A dialogue between Buddhism and clinical psychology. Mindfulness, 1, 161–173.

3- Wallace, A. B., & Hodel, B. (2008). Embracing mind: the common ground of science and spirituality. Boston: Shambhala Publications.

4-http://dhammasati.org/wp-content/uploads/2015/03/Las-Cuatro-Nobles-Verdades-Text.pdf)

5-Kabat-Zinn, J. (1990). Full catastrophe living: Using the wisdom of your body and mind to face stress, pain and illness. New York: Delacorte.

6-Brown, K. W., & Ryan, R. M. (2003). The benefits of being present: Mindfulness and its role in psychological well-being. Journal of Personality and Social Psychology, 84, 822–848.

7-Segal, Z. V., Williams, J. M., & Teesdale, J. D. (2002). Mindfulness-based cognitive therapy for depression: A new approach to preventing relapse. New York: Guildford Press.

8-Kostanski, M., & Hassed, C. (2008). Mindfulness as a concept and a process. Australian Psychologist, 43(1), 15–21.

9-Linehan, M. (1993). Cognitive behavioural treatment of borderline personality disorder. New York: Guildford Press.

10-Hayes, S., Strosahl, K., & Wilson, K. (1999). Acceptance and commitment therapy. New York: Guildford Press.

11- Baer, R. A. (2003). Mindfulness training as a clinical intervention: a

conceptual and empirical review. Clinical Psychology: Science and Practice, 10(2), 125–143.

12-Shonin, E., Van Gordon, W., & Griffiths M. D. (2013b). Meditation awareness training (MAT) for improved psychological wellbeing: A qualitative examination of participant experiences

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