El cortisol, la hormona de día: estrés y horarios de comidas

En el post de hoy, nuestra codirectora la Dra. Begoña Ruiz habla del cortisol: antiinflamatorio, antihistamínimo, hormona de la alerta y regulador del metabolismo y el control de nutrientes. La producción de dicha hormona se ajusta a los ritmos circadianos, cuyo cuidado ayuda a una adecuada alimentación y previene la obesidad.

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El cortisol y el ritmo circadiano

Aunque seguro que la has escuchado en multitud de ocasiones, igual no sabes qué es concretamente. Puede que te suene a cortisona, un medicamento que se utiliza como inmunosupresor en transplantes, enfermedades autoinmunes o como antiinflamatorio y/o antihistamínimo en alergias, dermatitis o artrosis, entre otras. O quizás te suene por ser parte del tratamiento en cuadros de Covid-19.

En este post te hablaré de todas las funciones del cortisol, haciendo hincapié en la que igual es más desconocida, la de regulador del ritmo circadiano y de su relación con el metabolismo y utilización de nutrientes.

El cortisol, la hormona del estrés

Pues bien, el cortisol es una hormona esteroidea que se sintetiza en nuestro cuerpo a partir del colesterol (te dejo un vídeo sobre el colesterol y sus mitos aquí). Se produce en las glándulas suprarrenales, que son esos dos triangulitos que tenemos sobre los riñones, y ayuda a nuestro cuerpo a responder ante el estrés. Desde dichas glándulas, el cortisol se libera directamente a la sangre para así llevar a cabo sus funciones en diferentes órganos del cuerpo.

La columna vertebral del sistema de respuesta al estrés está formada por el hipotálamo, la glándula pituitaria y las glándulas suprarrenales.

La glándula pituitaria o hipófisis (que es una glándula del tamaño de un guisante situada en la base del cerebro) y el hipotálamo (una región del cerebro que controla la actividad de dicha glándula pituitaria), detectan si la sangre tiene o no la cantidad correcta de cortisol, regulando así su producción. Como curiosidad os diré, que el sitio más fiable para medir los niveles de cortisol, es la saliva.

Al cortisol se le conoce como hormona del estrés porque sus niveles aumentan ante situaciones de estrés, tanto si es de tipo físico, como el hambre, el frío, la sed o el calor, como si es de tipo emocional, véase discusiones, preocupaciones, traumas…

Ante estas situaciones, la función del cortisol es la de proporcionar energía, fundamentalmente a nuestro aparato locomotor (músculos, articulaciones, tendones…) y a nuestro cerebro para poder reaccionar en modo de lucha o de huida o de fight-flight.

El cortisol, la hormona del metabolismo

Para entender el papel que juega el cortisol en la reacción de estrés, tenemos que tener en cuenta que donde juega un papel clave es en el metabolismo y ahora vas a entender por qué.

Para proporcionarnos energía en esta reacción de lucha o huida, dicha hormona estimula el hígado para aumentar la cantidad de glucosa (azúcar) en la sangre, y también interviene en la conversión de grasas, proteínas y carbohidratos en energía utilizable, asegurando así fuentes de energía disponibles. Además, el cortisol también ayuda al cuerpo a combatir la inflamación, controlar el equilibrio de sales y agua y regular la presión arterial.

El problema aparece cuando los niveles de cortisol están constantemente elevados, debido por ejemplo al estrés crónico que vivimos en la sociedad actual, ya que esos mismos efectos de movilización de grasas, azúcar y energía pueden provocar resistencia a la insulina, sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2, entre otras muchas patologías.

Y claro, respecto al resto de funciones del cortisol, este también puede provocar hipertensión, retención de líquidos y enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple, entre otras.

El cortisol, la hormona de día

El cortisol alcanza sus niveles más bajos a altas horas de la noche, normalmente alrededor de la medianoche. A partir de ahí, comienzan a aumentar hasta alcanzar su punto máximo a las 2-4 horas después de habernos levantado, para ir disminuyendo progresivamente a lo largo del día.

Esto resulta muy lógico si tenemos en cuenta las funciones que ocurren durante la noche, que es cuando se produce la melatonina y realizamos funciones que son básicamente de regeneración, activando el sistema inmune y el hígado para reparar todo lo que el cuerpo necesite.

Es en este contexto, en el que comienza a generarse el cortisol, como respuesta antiinflamatoria o reguladora del sistema inmune, para que nos levantemos por la mañana sin estar inflamados y podamos estar alerta y frescos para funcionar. Para ello, estimula la subida de la glucosa en sangre y se encarga de que tengamos recursos disponibles, como la grasa, sin necesidad de comer.

Entonces, ¿es el desayuno la comida más importante del día?. La respuesta es que no, ya que siguiendo la explicación anterior, nuestro cuerpo está preparado, gracias a hormonas como el cortisol, a tener recursos disponibles durante el día para movernos en lo que hemos denominado anteriormente como ‘reacción de estrés‘. Ahora bien, si no estamos acostumbrados a utilizar grasas como fuentes de energía, sí que es cierto que el no desayunar puede ocasionarnos un bajón de energía, como apuntan los estudios sobre el desayuno en la población general o con patología.

No obstante, también encontramos otros estudios en niños que no muestran diferencias en el rendimiento escolar con o sin desayuno, poniendo en evidencia que las adaptaciones de nuestro organismo a estar sin comida son perfectamente posibles. De hecho, existen multitud de estudios sobre los beneficios de los ayunos (desde 16 a 48 horas), indicando que se activan mecanismos fisiológicos que siempre han estado ahí y que son beneficiosos para la salud.

El biorritmo

En estas funciones del cortisol en la regulación de la disponibilidad de nutrientes, hay una muy importante: la de controlar la ingesta de comida. Todo esto tiene que ver con el biorritmo o ritmo circadiano. Tenemos unos centros en el cerebro, concretamente en el hipotálamo, que son sensibles a la luz y a la oscuridad, que segregan hormonas diferentes y que facilitan o dificultan ciertos procesos en nuestro cuerpo, entre ellos, la comida.

Podemos observar que si realizamos la ingesta de alimentos durante el día, comemos menos cantidad, la comida nos sacia más y se digiere mejor que si hacemos la ingesta por la noche. Parece ser además, que aquello que ingerimos de noche (tomando como referencia el horario español), la comida engorda más que si lo hacemos de día. De hecho, los trabajos a turnos están asociados a una mayor tasa de enfermedades metabólicas como son la obesidad y la diabetes tipo 2, entre otras.

Así que como conclusión podemos decir que si quieres mantener una salud metabólica y digestiva, te recomiendo que disminuyas el número de comidas en el día, haciendo 2 ó 3 en lugar de las 5 típicas, y que sean dentro de las 12 horas después de haberte levantado. Es decir, que si por ejemplo te levantas a las 8, tu cena sea como tarde, a las 20 horas, para optimizar así la digestión y metabolismo.

¡Espero que te haya gustado este artículo y que empieces a aplicar todo lo que es gratis en tu cuerpo para conseguir un estado óptimo de salud!

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#behealthy!

Referencias

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