COVID-19_ ¿Sindemia o pandemia?

COVID-19: ¿Sindemia o pandemia?

Nuestra codirectora, la Dra. Begoña Ruiz Núñez, te trae hoy un artículo que sin duda será de tu interés. Y es que el COVID-19, del que se habla continuamente, ¿es una sindemia o una pandemia?

COVID-19: ¿Sindemia o pandemia?

Por un lado, mientras en la Tierra nos enfrentamos a más de un millón de muertes por la  COVID-19, se acaba de publicar un artículo en la prestigiosa revista The Lancet que saca a debate todo aquello que, los que nos dedicamos al mundo de la salud, llevamos pensando y divulgando hace ya mucho tiempo: estamos adoptando un enfoque demasiado estrecho para manejar tanto esta enfermedad como sus brotes.

Antes de proseguir, dejaré un apunte importante: este artículo no pretende ser negacionista, sino ofrecer otro punto de vista desde otro prisma diferente a la situación sanitaria y social que estamos viviendo. Las mascarillas, el distanciamiento social, la distancia de seguridad, los geles hidroalcohólicos y el lavado de manos, así como otras medidas para evitar la propagación del virus; son necesarios y recomendables, pero creo que a la vez, se nos está escapando todo lo que viene a continuación, y que paso a detallarte.

La crisis del coronavirus

Desde un principio, lo que se denomina ‘crisis del coronavirus’, ha sido vista como una situación con un origen meramente infeccioso y la que todas las intervenciones se han centrado en cortar las líneas de transmisión viral, controlando así la propagación del patógeno. Como bien comenta el artículo escrito por Richard Horton, editor jefe de The Lancet:  “La ‘ciencia’ que ha guiado a los Gobiernos ha estado impulsada principalmente por modelos de epidemias y especialistas en enfermedades infecciosas, que comprensiblemente enmarcan la actual emergencia sanitaria en el viejo y centenario término de peste. Pero lo que hemos aprendido hasta ahora apunta a que la historia de la COVID-19 no es tan simple. Hay dos categorías de enfermedades que interactúan dentro de poblaciones específicas: la infección por el SARS-CoV-2 y una enorme variedad de enfermedades no transmisibles (ENT). […] La suma de estas enfermedades en un contexto de disparidad social y económica exacerba los efectos adversos de cada enfermedad por separado.” Además, el profesor Horton habla en este artículo de un término que merece la pena recalcar: “La COVID-19 no es una pandemia. Es una sindemia”. El término sindemia no existe como tal en nuestro idioma, pero ya ha sido muy utilizado por los medios de comunicación hacer gran eco de este artículo de opinión.

Richard Horton

Richard Horton, editor jefe de The Lancet

Los datos epidemiológicos y de incidencia de la COVID-19 son bastante claros, y ya hablamos en nuestro blog anteriormente (puedes pinchar aquí para leerlo) de ello, datos que siguen confirmándose día a día en los medios de comunicación y artículos científicos. Dicho de otra manera, las comorbilidades, en especial diabetes, hipertensión, problemas de coagulación y la edad avanzada, aumentan el riesgo de hospitalización y muerte por la COVID-19.

Sindemia, dejemos las cosas claras

Una sindemia no es simplemente una comorbilidad. Las sindemias se caracterizan por interacciones biológicas y sociales entre condiciones y estados, interacciones que aumentan la susceptibilidad de una persona a sufrir algún daño o empeorar su salud.

El enfoque sindémico de salud fue inicialmente descrito por el profesor Merrill Singer en 2017 y se centra en el famoso modelo biosocial, es decir, ¨enfermedades interactivas, co-presentes o secuenciales y los factores sociales y ambientales que promueven y potencian los efectos negativos de la interacción de enfermedades”. El abordaje sindémico permite la comprensión de la interacción bidireccional entre las ENT y el contexto social.  Por tanto, proporciona una orientación muy diferente a la medicina clínica y la salud pública al mostrar cómo un enfoque integrado para comprender y tratar enfermedades puede ser mucho más exitoso que simplemente controlar la enfermedad epidémica o tratar a pacientes individuales. Dicho con otras palabras, recoge por fin el término de medicina integrativa y de que el hombre es un ser bio-psico-social de la gran Florence Nightingale.

Merril Singer

El profesor Merrill Singer

Enfermedades no transmisibles

Por tanto, siguiendo el modelo sindémico de salud aplicado a la COVID-19, atacar las enfermedades no transmisibles (ENT, es decir, las comúnmente denominadas crónicas) es un requisito previo fundamental para una contención exitosa de la enfermedad. Abordar la COVID-19 significa abordar la hipertensión, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas y el cáncer (ahora hablamos de la incidencia de cada una de ellas).  Como factores clave de las ENT, la OMS destaca los siguientes puntos:

  • Las ENT matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de todas las muertes a nivel mundial.
  • Cada año, 15 millones de personas mueren a causa de una ENT entre las edades de 30 y 69 años; y más del 85% de estas muertes prematuras ocurren en países de ingresos bajos y medianos.
  • Las enfermedades cardiovasculares representan la mayoría de las muertes por ENT, o lo que es lo mismo, 17,9 millones de personas al año, seguidas de los cánceres (9 millones), las enfermedades respiratorias (3,9 millones) y la diabetes (1,6 millones). Estos 4 grupos de enfermedades representan más del 80% de todas las muertes prematuras por ENT.
  • El consumo de tabaco, la inactividad física, el uso inadecuado de alcohol y las dietas poco saludables aumentan el riesgo de morir a causa de una ENT.
  • La detección y el tratamiento de las ENT, así como los cuidados paliativos, son componentes clave de la respuesta a las ENT.
Probabilidad de muerte por enfermedades no transmisibles. OMS 2012

Probabilidad de muerte por enfermedades no transmisibles. OMS 2012

Es cierto que la mortalidad prematura por ENT está disminuyendo, pero el ritmo del cambio es demasiado lento. Y sin embargo, por otro lado, el número total de personas que padecen enfermedades crónicas está aumentando.

Las desigualdades sociales

Estamos de acuerdo en que para limitar el daño causado por el SARS-CoV-2  se debería prestar mucha más atención a ENT y a las desigualdades socioeconómicas de lo que se ha hecho hasta ahora. Sin embargo, prestar mayor atención a las ENT no es algo clave únicamente para aquellas naciones más favorecidas económicamente. Las ENT también son una causa desatendida de mala salud en los países más pobres. A finales de septiembre de 2020, en la Comisión Lancet, Gene Bukhman y Ana Mocumbi describieron una entidad a la que llamaron NCDI (non-communicable diseases and injuries, el equivalente en inglés a ENT y lesiones) Poverty, agregando a la definición de ENT el término ‘lesiones’ (sería como ENTyL) , incluyendo afecciones como mordeduras de serpientes, epilepsia, enfermedad renal y anemia de células falciformes. Para los mil millones de personas más pobres del mundo en la actualidad, estas ENTyL representan más de un tercio de su carga de morbilidad. La Comisión describió cómo la disponibilidad de intervenciones asequibles y rentables durante la próxima década podría evitar casi 5 millones de muertes entre las personas más pobres del mundo. Y eso sin considerar la reducción de riesgo de morir por la COVID-19.

Una de las consecuencias más importantes de ver a la COVID-19 como una sindemia es subrayar los orígenes sociales de la misma y su significado: la vulnerabilidad de los ciudadanos mayores; las comunidades étnicas negras, asiáticas y minoritarias; y los trabajadores del sector servicios, generalmente mal pagados, con contratos precarios y con menos protecciones sociales. Todas estas realidades apuntan a una verdad hasta ahora apenas reconocida, como comenta Richard Horton ¨que no importa cuán efectivo sea un tratamiento o una vacuna protectora, la búsqueda de una solución puramente biomédica para la COVID-19 fracasará».

Entonces, ¿cuál es la solución?

Estoy de acuerdo con la conclusión del Profesor Horton en su artículo: sí, nuestras sociedades necesitan esperanza. Y suscribo al cien por cien su reflexión final: “A menos que los gobiernos diseñen políticas y programas para revertir las profundas disparidades, nuestras sociedades nunca estarán verdaderamente seguras contra la COVID-19. La crisis económica que avanza hacia nosotros no se resolverá con un fármaco ni con una vacuna. […] Abordar la COVID-19 como una sindemia implica una visión más amplia, que abarque la educación, el empleo, la vivienda, la alimentación, el medio ambiente y el entorno. Ver la COVID-19 solo como una pandemia excluye por tanto esa visión, tan amplia como necesaria.”

Y yo añadiría simplemente: estilo de vida.

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#behealthy!

Referencias

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